Aloe Vera.

El aloe barbadensis, o Aloe Vera, es una planta suculenta que ofrece muchos beneficios y es adecuada para todo tipo de pieles, especialmente las secas, dañadas, rotas, sensibles e irritadas. Tiene propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas, antioxidantes, humectantes, calmantes y antipicores.

Se han descrito más de 400 especies de aloe, principalmente en África. Los representantes más conocidos son el Aloe Vera y el Aloe ferox, de gran valor cosmético y medicinal. Por vía tópica, el aloe se utiliza para quemaduras, cicatrización de heridas, psoriasis, quemaduras solares, congelaciones, inflamaciones, artrosis y herpes labial. También se aplica tópicamente como antiséptico y como hidratante

Utilizada como hierba medicinal, nutre el cuerpo desde el interior: es rica en nutrientes, ayuda a mejorar la digestión e incluso refuerza la inmunidad. El Aloe Vera también puede usarse por vía tópica, es decir, su gel puede utilizarse para mejorar la piel, especialmente la cara y el pelo.

El Aloe Vera produce dos sustancias que se utilizan habitualmente en el mundo médico y farmacéutico: el gel y el látex. El gel de aloe es una sustancia gelatinosa que se encuentra en la parte interna de la hoja de la planta de aloe y es de color claro. El látex de aloe es de color amarillo y se extrae de debajo de la piel de la planta.

El aloe de uso cosmético suele presentarse en forma de extracto líquido o en polvo y se obtiene del gel de aloe, la parte interna de la hoja de aloe. El aloe se utiliza a menudo en medicina, medicina alternativa y cosmética por sus propiedades hidratantes, cicatrizantes, calmantes y rejuvenecedoras de la piel.

El uso del Aloe Vera en el cuidado de la piel no es ninguna sorpresa, ya que se trata de una planta muy conocida que ha sido un ingrediente eficaz y exitoso para el cuidado de la piel durante mucho tiempo. La planta ofrece grandes beneficios para la piel y el cabello y sus propiedades han sido reconocidas desde hace miles de años en la medicina tradicional; su uso se ha registrado ya en el año 2.200 a.C., y se asocia con importantes personajes históricos como Cleopatra y Alejandro Magno.

Como ingrediente cosmético, el Aloe Vera se utiliza en muchos productos cosméticos y para el cuidado de la piel. La planta es muy respetuosa con la piel y tiene un bajo riesgo de provocar alergias, sensibilidad o reacciones cutáneas, además de ser versátil. Es habitual en productos para después del sol y para el cuidado facial, capilar y corporal.

El Aloe Vera es también una planta popular para la investigación científica, con muchos estudios realizados para investigar sus propiedades y composición. Entre las más de 400 especies de aloe, el Aloe Vera Burm es una de las más extendidas y utilizadas. También se puede encontrar bajo el nombre de Aloe barbadensis Miller y ambos nombres se refieren a la misma planta.

El Aloe Vera contiene complejo vitamínico B, ácido fólico, vitamina C y caroteno, que es un precursor de la vitamina A. El zumo de hoja de Aloe Vera se utiliza habitualmente en formulaciones cosméticas, y está compuesto principalmente de agua, junto con polisacáridos, antraquinonas, aminoácidos, glucósidos, minerales, flavonas, fitosteroles y ácido salicílico.

Los polisacáridos confieren al aloe sus beneficios hidratantes, emolientes y antiinflamatorios, al tiempo que crean una barrera protectora en la piel.

El aloe contiene un gran número de antraquinonas, que ofrecen características antimicrobianas y antioxidantes.

Las flavonas ofrecen una protección adicional frente a los daños causados por los radicales libres.

Los fitoesteroles son antiinflamatorios, que calman y alivian el picor de la piel, además de hidratarla y protegerla de la pérdida de agua transepidérmica. Los glucósidos favorecen la regeneración celular sana y ofrecen propiedades antihistamínicas (antialérgicas), mientras que las vitaminas, los minerales y los aminoácidos esenciales nutren la piel.

La planta de aloe presenta muchas actividades farmacológicas, como «antioxidante, antimicrobiana, inmunoestimulante, antitumoral, hipoglucémica, hipolipidémica, cicatrizante y antidiabética». (Maharjan y Nampoothiri, 2015)

El aloe es probablemente seguro cuando se aplica a la piel para reducir el dolor o la inflamación. El aloe es probablemente seguro para quemaduras, congelaciones, infecciones por el virus del papiloma humano-1 (VPH) (herpes labial), psoriasis y cicatrización de heridas en personas que no son alérgicas o sensibles al aloe. Se debe buscar atención médica en caso de quemaduras graves, heridas o congelación.

Al parecer, el áloe es bien tolerado por la mayoría de las personas, incluso por los niños. El Aloe Vera ha ayudado a curar diversas afecciones, entre ellas: piel seca, psoriasis (enfermedad inflamatoria de la piel), dermatitis seborreica, caspa, quemaduras cutáneas, heridas, irritaciones.

El aloe, en forma líquida o de gel, es soluble en agua y funciona bien como ingrediente base o añadido a tónicos faciales, brumas o spritzers. También es un buen complemento para lociones y cremas, ya que se añade en la fase acuosa en lugar del agua como ingrediente. El aloe líquido se utiliza a menudo en cosmética en diluciones del 15-20%, para garantizar una conservación adecuada. En medicina alternativa, las compresas de aloe se aplican a menudo directamente sobre la piel en concentraciones de entre el 10-70%, a veces superiores, ya que pocas personas muestran irritación o sensibilidad al aloe.

Para los productos anhidros, también existe la manteca de aloe, que es aloe extraído en una manteca (a menudo aceite de coco).

El zumo de gel de Aloe Vera suele conservarse durante un año, y la refrigeración puede ayudar a prolongar su duración y calidad. La composición del aloe lo hace propenso a la contaminación y al deterioro por microorganismos, por lo que su uso en productos debe ir siempre acompañado de un sistema de conservación y de buenas prácticas de fabricación (BPF).